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martes, 10 de marzo de 2020

EL MUNDO DE ENTREGUERRAS

 EL MUNDO DE ENTREGUERRAS
1.       La frágil recuperación de los años 20:
Al finalizar la I Guerra mundial, los Estados Unidos habían acumulado la mitad de las reservas del oro mundial, configurándose como la mayor potencia económica del mundo. Europa, por el contrario, había sufrido la devastación de la guerra, estaba muy endeudada y vivió unos primeros años de posguerra muy difíciles.
Alemania es uno de los países que más sufre las consecuencias – hiperinflación.
La tensión entre Alemania y Francia crece porque Alemania no puede pagar las reparaciones de guerra, por lo que Francia decide ocupar la cuenca del Ruhr para quedarse con lo beneficios.
Para solucionar el problema EEUU pone en marcha el Plan Dawes por el que Alemania recibiría un préstamo de EEUU y así podría pagar a Francia; Francia a su vez podría pagar las deudas a EEUU.
En 1925 se firma como consecuencia del entendimiento el Tratado de Locarno y un año después, Alemania ingresaría en la Sociedad de Naciones. Y en 1928 el Pacto Briand-Kellog.

Entre 1920 y 1929 se desarrolla, sobre todo en EEUU, una época de crecimiento industrial:
-          Trabajo en cadena.
-          Producción estandarizada.
-          Sociedad de consumo.
-          Venta a plazos.
-          Deportes de masas.
-          Música popular.
-          Cine,  radio y prensa.

2.       La Gran Depresión de los años 30:
Esa prosperidad pronto demostró asentarse sobre bases débiles. El capital disponible se había invertido más en actividades especulativas (bolsa) que en la producción de bienes (economía real). Los beneficios de las acciones atrajeron incluso a pequeños inversores. La distancia entre la economía real y la especulativa era cada vez mayor. Y el gobierno -de acuerdo con la ideología del liberalismo económico- se mantenía al margen de toda intervención.
El 24 de octubre de 1929 -llamado el “jueves negro”- un fenómeno de pánico colectivo llevó al hundimiento de la Bolsa de Nueva York, en Wall Street. Los inversores se lanzaron a vender sus acciones y a retirar el dinero de los bancos. Millones de personas perdieron sus fortunas o sus ahorros.
El efecto sobre la economía de los Estados Unidos fue devastador y se produjo en cadena. El cierre de empresas hizo quebrar a los bancos que las financiaban. A su vez, aumentó el número de desempleados. Y todo ello provocaba el descenso de la demanda interior, con lo que las consecuencias negativas se multiplicaban. El resultado fue la Gran Depresión.
La mayoría de las economías europeas y la japonesa dependía de la estadounidense, sobre todo después de la guerra. Inevitablemente, la crisis se extendió también -con intensidad variable- al resto del mundo capitalista.
En 1933 Franklin D. Roosevelt puso en marcha el programa New Deal para contrarrestar la crisis:
-          Inversión obras públicas.
-          Subvención agricultores.
-          Mejora condiciones laborales.
-          Reestructuración sistema financiero[1].


3.       El ascenso de los totalitarismos:
Hay que distinguir entre totalitarismos en Italia,  Alemania (ambos fascistas) y la URSS (comunista) y los autoritarismos en Hungría, Polonia, España, Yugoslavia, Rumania, Austria, Portugal, Grecia.

Se deben a:
-          Crisis económica 1921 y 1929.
-          Gobiernos democráticos débiles.
-          Avance del comunismo.
-          Sentimiento de revancha tras la I Guerra Mundial.

Características:
-          Partido único.
-          Líder todopoderoso.
-          Policía secreta.
-          El Estado tiene el control de la población.
-          Nacionalismo exacerbado.
-          Imperialismo.
-          Culto a la violencia.
-          Racismo.
-          Agitación de masas.
-          Propaganda – Censura.
-          Uso de símbolos.

4.       La Italia fascista:
Italia fue uno de los países vencedores en la I Guerra mundial. Pero muchos italianos hablaron de una “victoria mutilada”, sin las compensaciones territoriales que esperaban.
Como en otros países, la posguerra estuvo acompañada de enfrentamientos y conflictos revolucionarios, como la ocupación de fábricas. Las clases medias temieron una revolución comunista. En estas condiciones, un antiguo socialista y combatiente, Benito Mussolini, fundó un grupo antiliberal y ultranacionalista en 1919, los fascios de combate. Sus militantes vestían como uniforme la camisa negra, hacían el saludo romano y practicaban una violencia selectiva contra los grupos socialistas y comunistas. El movimiento creció con rapidez.
En 1922 su representación en el Parlamento era pequeña. Pronto se ganó el apoyo de las fuerzas conservadoras y, tras una demostración de fuerza (la marcha sobre Roma), Mussolini fue nombrado jefe de gobierno por el rey Víctor Manuel III.
Al principio gobernó respetando algunas instituciones del sistema liberal. En 1926 implantó una dictadura, con un Estado que llamó “totalitario”. Eliminó a los partidos de la oposición (socialistas, comunistas, democristianos) quedando como único el Partido Nacional Fascista, cuyos órganos se equiparan a los órganos del Estado.
Trabajadores y empresarios se encuadran en el sistema de las corporaciones, se suprime la huelga, etc. La política económica es dirigista, impulsa grandes obras públicas e implanta la autarquía. También se fomenta el incremento de la población premiando la natalidad. La resistencia antifascista -poco activa- fue eliminada y la masa del pueblo italiano aceptó el fascismo, entre la pasividad y el entusiasmo. Mussolini se convierte en el jefe todopoderoso, el Duce.
El régimen fascista resolvió sus dificultades con la Iglesia católica mediante la firma de los Pactos de Letrán (1929), por los que se creaba el Estado Vaticano. Así se ganaba el apoyo de buena parte de los católicos.
En los años 30 se marcaron objetivos expansivos: la conquista de Abisinia, el apoyo a Franco en la Guerra Civil española. Eso reforzó la amistad con la Alemania nazi (Eje Roma-Berlín) y anunció la catástrofe de una nueva guerra mundial.

5.       La Alemania Nazi:
El final de la Guerra fue especialmente duro para Alemania. Inmersa en una crisis económica, desmoralizada por la derrota, se sintió muy humillada por las condiciones de la paz de Versalles: perdió sus colonias, fue parcialmente desmilitarizada y, sobre todo, tenía que pagar las reparaciones de guerra. Alemania también vivió intentos de revolución socialista -los espartaquistas-, que acabaron siendo derrotados.
Ese clima de crisis y humillación nacional fue propicio para los primeros pasos del nazismo. Su líder indiscutible fue Adolf Hitler, al frente del Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes. Siendo todavía un grupo pequeño, en 1923 intentó tomar el poder con apoyo de los militares: el “putch de la cervecería” en Munich. Hitler fracasó y fue a la cárcel. Allí escribió Mi lucha, donde expuso un programa cercano al del fascismo italiano pero resaltando el antisemitismo.
La crisis de 1929 hundió la economía alemana. Se disparó el número de parados. La idea de una posible revolución comunista volvió a cobrar fuerza. Los grandes capitalistas empezaron a apoyar al Partido Nazi, que creció rápidamente al presentarse como la solución de los problemas mediante un gobierno fuerte y autoritario.
En las elecciones de 1932 obtuvieron el mayor número de votos, aunque sin mayoría absoluta. Y en enero de 1933, Hitler era nombrado canciller mediante un pacto con los sectores conservadores. En apenas un año, había implantado su dictadura, el Tercer Reich: eliminación violenta de la oposición, sindicación obligatoria, prohibición de la huelga, etc. 

La ideología del Estado nazi se resume en su eslogan: “un pueblo, un imperio, un jefe”.
  • Un pueblo, el alemán, encarnación de la “raza aria”, superior a las demás y especialmente frente a los judíos. Éstos -considerados como culpables de todos los males del país- fueron gradualmente perseguidos, hasta decretar su exterminio durante la II Guerra Mundial. 
  • Un imperio, unificador de los territorios donde había comunidades de origen alemán y conquistador de otros como “espacio vital”. 
  • Un jefe (el Führer), el líder carismático que concentra todo el poder y dirige el país con autoridad.
Hitler inició una política armamentística (fábricas de Krupp, Thyssen) y de obras públicas que resolvió la crisis económica. En el plano internacional, desarrolló una política imperialista y expansiva, cuyo desenlace fue la II Guerra Mundial.[2]




[1] AAVV, Historia descubre 4º ESO Comunidad de Madrid Saber Hacer, Santillana, Madrid, 2015.
[2] http://recursostic.educacion.es/kairos/web